Radio Nacional de Colombia comenzó a prestar sus servicios
el 1 de febrero de 1940; fue el segundo proyecto de radiodifusión estatal en el
país; el primero fue la HJN, el cual funcionó desde 1929 y hasta finales de los
años 30.
A lo largo de su historia, la Radio Nacional de Colombia, ha
contribuido en el desarrollo de los servicios de radiodifusión en el país desde
aspectos asociados a los contenidos y tecnologías, hasta debates sobre la
finalidad de la radiodifusión pública; aportes que hacen parte de las
transformaciones de la radio, medio que ha hecho parte de la vida de todos los
ciudadanos del mundo.
Por esa razón la fonoteca de Señal Memoria abre un espacio
para visibilizar las investigaciones que se han realizado sobre la radio.
La historia de las comunicaciones en Colombia tuvo un punto
de quiebre fundamental con la llegada de la radio a finales de la década de los
años 20 del pasado siglo XX. Para ello fue fundamental el camino recorrido por
la telegrafía y los aficionados que experimentaban con aparatos radioeléctricos
en ciudades como Barranquilla y Bogotá.
La “locura de la radio” como se conoció el particular
interés por las ondas sonoras difundidas por medio de innovadores aparatos
eléctricos de emisión y recepción, en algunos sitios de Europa y Norteamérica,
llegaba también al país de la mano de algunos entusiastas que convocaban la
conformación de los primeros grupos y clubes de “radioaficionados” entre 1928 y
1929.
Vale la pena anotar que años atrás ya se tenía registro de
transmisiones radiales exitosas. En 1924, por ejemplo, el ministro de
transporte de la época, Aquilino Villegas, realizó una conferencia acerca de
los ferrocarriles desde las instalaciones y el transmisor propio del diario El
Nuevo Tiempo, exposición que fue escuchada exitosamente en Medellín, Cartagena
y Cúcuta.
Primeras Estaciones Con más
influencia en el país.
El control de la radio se concretó muy explícita mente a
nivel legislativo con los Decretos 3518 de 1949, 2167 de 1953 y el más
importante: El Decreto 3418 de 1954, el cual sentó la base de la actual
legislación radial y quedó expresado el dominio del Estado sobre la
radiodifusión: "Todos los canales radioeléctricos que Colombia utiliza o
puede utilizar en el ramo de las telecomunicaciones son propiedad exclusiva del
Estado". Tampoco faltó a este Decreto el aspecto de Control-Censura
similar al ejercido con la prensa escrita: Permitía la tansmisión de
noticieros, radio revistas, pero prohibía en forma explícita los comentarios y
señalaba que "el Gobierno reglamentará la manera como pueden transmitirse
las informaciones, exposiciones y conferencias radiales".
En la mitad del panorama, crecen paulatinamente las radio-difusoras culturales. El Gobierno concede fácilmente las licencias hasta con cierta simpatía, debido al contraste del auge y la actitud comercial del medio radial en ese entonces. Pero las emisoras culturales se sostenían por dos razones, eran apoyadas por instituciones educativas con capacidad económica (o con asignación presupuestal si eran del estado) y además, a la industria le interesaba apoyarlas para que su nombre se escuchara como entidades que velaban los grandes valores de la sociedad y de la cultura.
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